Aller au contenu

valeriebugault.fr

Print Friendly, PDF & Email

Juan Reinon

Traducción Española : Geopolítica de la optimización fiscal

Valérie Bugault, traducida por Juan Reinon.

Introducción

La denominada técnica de optimización fiscal es la consecuencia jurídica de la generalización del principio de libre comercio . El libre comercio se puede definir en cuatro palabras: la eliminación de fronteras. La optimización fiscal consiste, para las empresas, en ubicar sus beneficios en los lugares menos gravados. La optimización hace perder a los Estados, legal y mecánicamente, una parte sustancial de sus recursos presupuestarios.

Contexto en el que se produce la optimización fiscal.

El equilibrio de poder entre los Estados por un lado y las empresas multinacionales por otro se ha visto fundamentalmente modificado por la generalización del principio de libre comercio y por la optimización fiscal que lo acompaña. Hasta el punto de cambiar de manera fundamental la concepción del papel de la administración tributaria: de ser el tío del saco, se ha convertido , a golpe de instrucciones y recomendaciones en este sentido, con instrucciones y otras recomendaciones al efecto, un corresponsal de las empresas encargado de negociar en el marco de las resoluciones fiscales . Las administraciones tributarias se convierten en organismos consensuales que buscan arreglos aceptables con las empresas. A veces se trata de negociar de común acuerdo con las empresas el esquema general de sus precios de transferencia (facturación intragrupo) –de acuerdo con directrices promulgadas a nivel europeo en el marco de reuniones conocidas como Ecofin, aplicación del principio del Poder suave tan estimado por los anglosajones-. Otras veces se trata de negociar con ellos ciertas ventajas a cambio de su implantación en tal o cual lugar, etc. Todo el mundo ha oído hablar del presunto escándalo de los acuerdos fiscales del Sr. Juncker . Los ciudadanos europeos se sintieron conmovidos por la importancia cuantitativa y cualitativa de las ventajas concedidas por Luxemburgo a las multinacionales y por la falta de transparencia con los demás Estados de la Unión Europea. Lo que la gente sabe menos es que la práctica de los acuerdos fiscales es una práctica general dentro de los países de la OCDE. En particular, todos los estados europeos, y obviamente Francia no es una excepción, practican, en mayor o menor medida, este tipo de negociaciones fiscales con multinacionales y grandes PYMES. Este juego se impone a los Estados que quieren sobrevivir a la competencia mundial organizada por el libre comercio que pone a Estados y a multinacionales en condiciones de igualdad institucional. Esta práctica, perversa para los presupuestos de los Estados, demuestra la debilidad constitutiva de éstos frente a las multinacionales. Esta debilidad se organiza de tal manera que son los propios Estados los que se ven abocados a gestionar su propio hundimiento entrando en el juego global del regateo fiscal. Insistamos en el siguiente punto: las reglas del juego del proceso que lleva al hundimiento de los Estados han sido organizadas y aceptadas por las máximas autoridades políticas estatales. La responsabilidad de la aparición de las reglas del libre comercio internacional recae enteramente sobre los políticos de los Estados que han accedido a firmar tratados como los acuerdos del GATT, de la OMC, de la OCDE, de la Unión Europea… Estos Tratados una vez firmados, sus reglas -por muy autodestructivas que sean- fueron impuestos a continuación a los diversos aparatos del Estado. Los funcionarios no tienen más remedio que implementar, y luego hacer cumplir en el territorio de su Estado, los acuerdos internacionales firmados por los políticos al mando. Ciertos jefes de Estado firmaron estos acuerdos sin comprender realmente sus implicaciones jurídicas de naturaleza geoestratégica; otros, como aliados de la causa oligárquica; finalmente, otros, bajo amenazas… En este contexto, cuando se trata de optimización fiscal, cierto discurso público, imbuido de fatalismo económico, se enfrenta a una realidad que se deriva de una relación de fuerzas geopolítica. Por un lado tenemos las jeremiadas estatales y los discursos que se las ingenian para presentar como posible una lucha contra la pérdida de ingresos fiscales de los Estados ligada a la noción de optimización; discursos fundamentados en supuestos ajustes fiscales . Por otra parte, existen razones internacionales, geoestratégicas y geopolíticas que privan a los Estados occidentales, pero sobre todo a los países de la OCDE, y próximamente del mundo entero, de la posibilidad de luchar con eficacia -y no sólo con oratoria- contra la optimización fiscal. Cabe señalar que el término optimización sólo es válido desde el punto de vista de la empresa, pues desde el punto de vista de los Estados, más bien se trataría de una cuestión de evasión fiscal. La optimización fiscal, emanación técnica del libre comercio, es una pieza principal de la nueva configuración geopolítica internacional. Esta organización en vías de elaboración tiende a hacer perder a los Estados su preeminencia política con el fin de ponerlos al servicio de los actores económicos dominantes. Se trata de una estrategia de depredación del hecho político por parte del hecho económico con el objetivo de un toma del poder político global. Analizaremos la historia de la optimización fiscal (I) antes de considerar su funcionamiento (II) y el consiguiente mal uso de la noción de Estado que de ello resulta (III).